A cada paso se sumerge un poco más, caminando sin rumbo en un mar de oscuridad. Ahogándose un poco más en sus pensamientos, observó como su cuerpo se aleja de mi, la oscuridad la atrapa.
Grito con todas mis fuerzas que aquí estoy, que no es real, que la puedo ayudar.
Y su mirada oscura y perdida se fija en mi, un escolofrío recorre mi espalda congelada por el frío aire. En su mirada se veía la convicción de otra horrible decisión. Se gira y sigue caminando perdiéndose más, cada segundo más.
Y grito, no te vayas, tengo miedo...
Al girarse tiene una sonrisa cínica, la cual hace que mi mirada baje. Escucho como sus pasos resuenan al mover las tranquilas aguas.
Levanto la mirada y sus ojos me analizan a unos pocos pasos de mi, y en un impulso susurro, no lo hagas.
El viento empieza a afectar a las olas, haciéndolas enojar, chocando fuertemente contra las piedras cercanas. Y el viento la hace moverse, tan delicadamente como un fantasma vagando sobre la superficie de la tierra, se acerca, quedando solo a un paso de mi.
Sus ojos de cerca, son aún más horribles y dolorosos de ver, ¿como esa hermosa mirada se transformó en ojos tan oscuros como las frías noches de invierno?.
Entonces sus labios se abren, intentando hablar, liberándose del silencio... dejando a mis oídos ansiosos de escuchar que estará conmigo, que dejará que la ayude.
Pero en cambio solo dice un escalofriante, tu hiciste esto... el cual resuena en mi interior como rayos perturbando las tranquilas y silenciosas noches. Trato acercarme pero quedo congelada entre el miedo y la culpa...
Entonces se hunde en el agua, dirigiéndome una última mirada de adiós, perdida y decidida a tomar una horrible decisión. El agua se tiñe de rojo y la burbujas que salen precipitadas a la superficie, paran... dejando todo en completa calma y silencio.
A la mañana siguiente en el informativo resuena una horrible y escalofriante noticia. En la orilla de una playa se encuentro un cuerpo, en las imágenes se muestra tieso y frío, algo en mi espera que se mueva pero sus ojos están duros y sin alma, ya está perdida. Entonces la logró distinguir, la culpa me llena cada rincón vacío, era su cuerpo... pero sus ojos eran los míos, su cuerpo era el mío... ella en verdad era yo.