Esa mañana me sentía diferente, caminaba por esas calles las cuales sabía de memoria, como un alma perdida. El cielo totalmente gris no ayudaba, al igual que las pequeñas gotas que comenzaban a caer.
El frío aire movía mi vestido, como a las incontrolables hojas que danzaban a mi alrededor, hojas muertas y secas, igual que mi alma y mis cicatrices.
El viento me dejó en ese lugar tan conocido cerca del mediodía, y mis labios se curvaron. En ese lugar me sentía tranquila, el cielo se empezaba a despejar. Este, curando mis heridas y despejando toda oscuridad de mi. Me encontraba en el primer paso, viendo como luchaba.
Mire al agua correr, al igual que los minutos, que pasaban precipitadamente reparando cada parte de mi corazón roto.
A la tarde los últimos rayos del sol naufragaban sobre mi piel descubierta, generando pequeñas cosquillas y manteniéndola caliente. Sentía como luchaba por mi, para mantenerme completa y cerca. Al sentirme completa por fin, comencé a caminar nuevamente, acercándome a ese muelle tan conocido y recordado. Con una sonrisa resplandeciente en mis labios, me sentía realmente feliz. Que en ese muelle podía dominar al mundo y ser valiente.
Mire al suelo al sentirme avergonzada por mis incontrolables pensamientos y emociones.
Entonces la noche llego y con ella una sombra conocida se paró al lado mío, con una sonrisa recordé esa olvidada pregunta... ¿ella te hace feliz?
En este momento me siento la persona más feliz de este mundo y de todos los que puedan existir en esta desconocida galaxia...
y me siento completa, libre... con ganas de ser valiente...
y mi corazón solo puede latir rápido, mientras mis labios solo sonríen...
- Si, me haces feliz entonces tan solo quédate...-.
- Si, me haces feliz entonces tan solo quédate...-.